Te llamas Jofre. Pero te llaman Romeo porque antes de salir de clase, de la guardería, tienes que darle besos a todas la nenas, nenes, cocinera y monitoras. Si no, no te vas contento. Y no siempre te quedas bien satisfecho que a veces tus padres tenemos que esperar a que hagas una segunda ronda. Con una sonrisa aún mayor en la cara a los besos añades abrazos, gritillos y saltitos.
Aún no sabes decir tu nombre. Cuando te lo pregunto me respondes "meu" y ahora sospecho que este "meu" no proviene ni de gato ni de "yo" sino del niño que se llama Jofre pero que quisiera llamarse por la palabra más dulce que le dedican siempre con una somrisa, sin jamás un grito... Mi pequeño.
Y
Nacimos en Noviembre de 2008 y hemos cumplido un año. Un año que incluye un ritmo pausado desde Julio de 2009, en que ambas familia hemos estado immersas en pleno proceso de adaptación. Justo ahora iniciamos una nueva normalidad. Ahora nuestros hijos y nosotras nos conocemos; ahora ya nos entendemos hablando, jugando, riendo y llorando, en la salud y en la enfermedad y así deseamos querernos y honrarnos toda la vida.
"Athena ya sabía que sus padres la habían adoptado cuando la conocí. Tenía diecinueve años y estaba a punto de empezar una pelea en el bar de la universidad porque una chica, pensando que era de origen inglés (blanca, pelo liso, ojos a veces verdes a veces grises), había hecho un comentario desfavorable sobre Oriente Medio.
Te llamas Jofre. Pero te llaman Romeo porque antes de salir de clase, de la guardería, tienes que darle besos a todas la nenas, nenes, cocinera y monitoras. Si no, no te vas contento. Y no siempre te quedas bien satisfecho que a veces tus padres tenemos que esperar a que hagas una segunda ronda. Con una sonrisa aún mayor en la cara a los besos añades abrazos, gritillos y saltitos.
